top of page

Joya o Bruto, o Joya en Bruto

Actualizado: 12 may 2020



Antes de iniciar con la carne de este post, quiero recordar que aunque las líneas que vas a leer a continuación se basan en la casuística del escenario político, son aplicables para cualquier cliente bien sea que busque el desarrollo de su marca personal, el de una marca corporativa, cualquier producto en particular, o para ti mismo. Basta aplicarle algo de lógica e imaginación y podrás transportarlo al estadio en el que esté puesto tu interés.


Ahora si, en materia. Es indispensable entender que el candidato es un producto en sí, y que nuestra finalidad es ponerlo en una góndola para ser exhibido y que de su empaque y contenido dependerá cuanto éxito obtenga el día de las elecciones. Por eso y para ello resulta indispensable conocerle a profundidad y a partir de ese conocimiento exhaustivo empezar a definir la serie de estrategias y el plan a seguir.


Una característica casi generalizada en los políticos (y valga el paréntesis para recordarte que si tú eres uno de ellos, coincidirás con migo), es su grandioso ego, por demás una cualidad valiosa para emprender tan fuertes caminos. Pero que para nuestro trabajo inicial seguramente será una barrera que a medida de confianza y asertividad debamos ir penetrando hasta poder moldear el verdadero producto que pueda salir a un mercado fuerte y ampliamente competido que requiere sin lugar a dudas factores diferenciadores.


Verbo y gracia, un político solo pide ayuda cuando siente que está en riesgo de perder, con el agravante que en la mayoría de los casos cree tener la verdad revelada y espera que sus asesores sean un coro melodioso que repita en dulces notas las premisas que él en su interior ya ha pactado como soluciones.


Es por eso que nuestro cliente siempre se verá como una joya y, aunque en algunos casos y con mucha suerte será verdad, en la mayoría de los otros encontrarás joyas en bruto, y también excepcionalmente brutos que se creen joyas. No obstante si asumiste el reto de asesorar deberás en todo caso procurar a través de tu estrategia garantizar un producto creíble, pero sobretodo en el que se sienta plenamente identificado tu candidato.


Antes de continuar y para colorear un poco lo que hasta acá hemos dicho te pido imaginar el siguiente caso. Hace algunos años el hoy alcalde de Bogotá Enrique Peñaloza, era candidato a este mismo cargo y en una medida desesperada de sus estrategas, y ante la alta posibilidad de perder las elecciones, cosa que a la postre sucedió, decidieron llevarlo a una de las centrales de abastos más importantes del país.


Peñalosa un hombre caracterizado por su tecnicismo, carácter y por no ser político (como él mismo se describe), tenía poca popularidad a una semana de los comicios y, aunque en el recuerdo por su paso en su primer periodo como alcalde gozaba de buena recordación no sucedía lo mismo con la intención de voto.


Fue entonces cuando en plena catedral de la expresión popular más arraigada desde tiempos de la colonia, le sugirieron levantar y cargar al hombre un bulto de cualquier producto de la canasta familiar y procedieron a fotografiarlo seguramente con la intención de mostrarlo más