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Duque la tiene dura



Como nunca antes el expresidente Álvaro Uribe Vélez ha encontrado un verdadero candidato que pueda generar empatías en el electorado. Duras fueron las pruebas cuando logró convencer al país que Juan Manuel Santos era su digno heredero, tan duras que el tiempo cuenta que tal vez pudo no ser así. Y qué decir de poder vender el poco carismático doctor Oscar Iván Zuluaga, al cual sus asesores por momentos procurando ganar el corazón del uribismo, lo convirtieron más en una mala parodia, que en el sucesor de poncho y sombrero.


Iván Duque puede no tener la destreza para montar caballo y tomar tinto sin que una gota caiga de su pocillo, pero logra controlar un balón de fútbol con su cabeza y hacer la popular veintiuna en la entrada de un centro comercial, logrando ambos hacer gritar sus plazas sin pronunciar un solo argumento de carácter político. Por eso resulta casi inverosímil que por primera vez desde que el expresidente ha impulsado candidatos, algunas de sus acciones puedan restar más que sumar.


Hoy todas las encuestas dan ganador a Duque, inclusive ni en la que peor le va, se vislumbra una segunda vuelta presidencial sin el nuevo heredero de la franquicia de la “mano firme y el corazón grade”. No obstante ahí no debe radicar la preocupación de la campaña, sino en qué hacer si como todo parece no logran ganar en primera vuelta.


El 11 de marzo dejó varias sorpresas, entre ellas la amplia participación en la consulta de izquierda, pero sobretodo en la de derecha, la más votada en la historia. Sin embargo no se alcanzó siquiera a convocar al 50 % de las personas habilitadas a votar a las urnas. El 52% de los posibles sufragantes se abstuvo y no participó.


Ahora bien me atrevo a decir que solo 3 candidatos tienen la posibilidad de llegar a la segunda vuelta, Vargas, Petro y en cualquier escenario Duque. Si esto fuese así es importante analizar que podría pasar en esos 2 posibles escenarios.


Duque vs Vargas: En teoría representan sectores muy similares, sin embargo Iván ya tomo asiento en la esquina de derecha y está sólidamente afianzado, entre tanto Germán tuvo entonces que correrse un poco más al centro, y ese movimiento podría garantizarle el apoyo del liberalismo y de la misma izquierda como ya lo hicieron en 2014 cuando se fueron para donde Santos con tal de no ver ganar a Uribe en cuerpo ajeno.


Duque vs Petro: Este es el escenario deseado por los uribistas, consideran que si esa llega a ser la final sería como volver a enfrentar al Real Madrid con Millonarios. No obstante hay un estadio que no se ha evaluado, y es que Gustavo Petro ha empezado un fuerte proceso de movilización de ese gran caudal de colombianos que no vota, y que en cada región por sus propios medios y de su plata compra un cuarto de pintura para pintar la fachada de su casa.


Esa otra Colombia que no se mide en encuestas y que podría llegar a ser la verdadera sorpresa.


Ya a estas alturas de la columna dependiendo de su simpatía seguramente me estará tildando de derecha o de izquierda, o de Vargas LLerista, Petrista pero nunca de Duquista pues en todo caso pareciera que en mi lógica no existe un tinglado en el cual este último pudiese salir victorioso.


Antes de reforzar o destruir su tesis, quiero dejar de antemano que este es un blog de comunicación y estrategia política y que por eso la casuística basada en el conocimiento es el fondo de cada columna. Entonces qué hacer?


Lo primero es que el único candidato que puede tener opción de ganar en primera vuelta es el doctor Iván Duque, el mismo que dedica gran parte de su tiempo a visitar su electorado consolidado en las regiones y que más allá de entregarle el micrófono para que hable de sus propuestas, lo hacen para que se cante un Vallenato, y valga decirlo no llegará a profesional pero tampoco desentona.


Esa consolidación puede ponerlo a marcar entre el 40 y 45 por ciento actualmente y que a tan solo pocas semanas, es un camino muy corto para alcanzar ese pequeño porcentaje, que lo eleve a la victoria sin necesidad de correr el riesgo de una segunda batalla. Entonces es momento de hacer lo mismo que hizo Vargas, correrse un poquito más al centro, pues bien debe entenderse que si se quiere quedar en la derecha ya completó el cupo de ese bus.


Y acercarse al centro no significa tragarse los sapos del proceso de paz, más bien es lograr que el grueso del país entienda sus propuestas, pero sobretodo que explique cómo lo va a hacer, renglón al cual aún no entra su discurso quedándose tan solo en buenos titulares. Arriesgarse a ir a esos sectores que demuestran aversión al uribismo y valiéndose de su carisma atraer parte de ese electorado.


No dejar de lado el temor a ese invento de su mentor determinado “Castro-Chavismo” pero no descrito desde la política del pánico, sino contado por los propios venezolanos e idealmente si son de los estratos más populares.


Dejarle a Marta Lucia las reuniones de los clubes de alta alcurnia y procurarse más en contacto con las personas de a pie, aceptar las reuniones con líderes políticos de las diferentes regiones, (aunque no lo crean no todos son ladrones ni malas personas), buscar alianzas para que en los lugares más apartados del país se sientan su presencia.


En estos días de cambio debe desmarcarse del antiuribismo sin bajar las banderas del uribismo, si bien es cierto que Duque la tiene dura, hoy podría llegar a ser el verdadero sucesor de Álvaro Uribe Vélez ganando en primera vuelta. De no ser así estaremos avocados a saber si es más fuerte el odio al expresidente o a Petro; o si es más grande el uribismo o el antiuribismo.


 

Giovanni MonroyPardo – CEO MasCreativo


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