top of page

Que el diablo nos coja confesados

Actualizado: 12 may 2020



Pocas contiendas electorales trajeron tanta emotividad como la que acaba de pasar este 27 de mayo. Colombia masivamente se convocó en las urnas para tomar partido y decidir su futuro y fruto de eso se logró derrotar la abstención y por primera vez en 20 años, ser mayor el número de quienes decidían a los que dejaban que otros lo hicieran por ellos.


La gran sorpresa fue sin duda Sergio Fajardo, quien en un remate de ciclismo al mejor estilo de nuestro compatriota Fernando Gaviria, esprintó a pocos metros de la meta, pero a diferencia de nuestro corredor, le faltó un poco para haberse llevado la victoria.


Ninguna encuesta mostraba que tan cercano hubiese estado Fajardo de Petro, por el contrario la duda estaba en si Vargas Lleras realmente podría llegar a segunda vuelta virtud de su mencionada maquinaria, la cual no resultó más que ser el rezago de la disciplina de Cambio Radical y unos anuncios de apoyos regionales que nada sumaron.


El profesor nacido en Medellín logró cristalizar lo que muchos pensábamos iba a estar en cabeza del exalcalde de Bogotá, en él millones de colombianos vieron la esperanza de ser la nueva vía, una alejada de las tradiciones políticas, aquella que recuperara la confianza y diera un nuevo rumbo al país. Esa misma que no realizó multitudinarias manifestaciones, sino que se fue de cuadra en cuadra conquistando corazones.


Estoy seguro que si la legislación colombiana hubiese permitido la publicación de encuestas la última semana, hoy otra sería la historia. No tengo duda que la segunda vuelta hubiese sido entre Duque y Fajardo, y también casi sin temor a equivocarme el segundo hubiese sido presidente en los comicios llamados segunda vuelta a los cuales nos aproximamos.


Pero eso no se dio, ni tampoco los pronósticos a boca de urna que la mayoría de los analistas hacían en los diferentes canales de televisión al conocer los resultados. Sumaban con certeza algo convincente, los votos de Fajardo y De La Calle en favor de Petro, y a los de Vargas Lleras a las toldas de Duque. Se anticipaban a los discursos de cada uno y suponían inmediatas adiciones entre unos y otros, hechos que a la postre nunca sucedieron.


Varias entonces son las lecturas que podemos hacer de este candente e histórico momento electoral que vive nuestro país. En primer lugar se ha engendrado una nueva conciencia política, las redes sociales han permitido vigencia a otras formas de generar electorados, el descontento de la ciudadanía es evidente y son millones los que decidieron tomar acción a través de su voto y manifestarse.


Luego sin embargo Colombia se polarizó, hoy hay que escoger entre el candidato de la derecha y el de la izquierda y ambos de manera evidente empezaron a dar pasitos para el centro. Y es muy importante reconocer que la campaña de Duque ha sido mucho más hábil y estratégica que la de Petro.