“Del ingenio paisa” y otras estupideces
Actualizado: 12 may 2020

El mundial de fútbol es el evento deportivo más importante en todo el planeta, la movilización de derechos televisivos, el turismo y la activación de la economía no solo del país anfitrión sino de todos aquellos que llevan representación a esa cita es significativa, y en general la audiencia de todos los amantes de este deporte sin importar su nacionalidad.
Las cifras de la FIFA demuestran que más de 3000 millones de telespectadores vieron el mundial de Brasil en 2014, record que espera ser ampliamente superado en la actual contienda que por estos días nos convoca. Pues bien, nuestro País no es la excepción, se calcula que la economía doméstica en los sectores de importación de televisores y licores creció en un 30%, esto sin contar los de prendas deportivas y alimentos.
Rusia es el país con mayor extensión en el planeta, cuenta con once zonas horarias diferentes, tiene una población que supera los 146 millones de habitantes y se calcula que en el mes que dura el torneo reciba entre 600.000 y 1.000.000 de turistas de todos los rincones de la Tierra, lo que sin duda convertirá a este conservador estado y por este corto tiempo en la Babilonia moderna.
Colombia está en el top 5 de los países que más entradas solicitó para la compra y se calcula que el día del partido debut de nuestra selección, estuvieron más de 35 mil compatriotas en Saransk, eso sin contar quienes se quedaron en Moscú y aquellos que aun alistan maletas para acompañar la tricolor en los partidos venideros.
Sin duda perder con Japón fue un golpe que ninguno esperaba, la expulsión de “La Roca” y el penalti tempranero cambiaron toda la estrategia proyectada por el timonel argentino. Sin embargo y aunque he sentido la necesidad de opinar sobre fútbol, voy a tomar fuerza de valor y me referiré específicamente a lo que esta columna demanda, el cómo y el por qué de lo que comunicamos cuando estamos fuera de nuestra patria.
Creo que sin temor a equivocarme todos sentimos pena e indignación cuando se viralizó un video en el cual Guillermo Morales, un hombre con la camiseta de la selección Colombia invitaba a una mujer japonesa a decir palabras en español, las cuales no eran nada diferente a una ofensa para con ella misma. Casi y al mismo tiempo, miles de usuarios en las redes sociales compartían otro corto en el cual se puede observar a unas personas dentro del estadio Moldovia de Saransk compartiendo una bebida la cual estaba camuflada en unos supuestos binoculares y sobre lo cual hacían mofa de cómo se violaba la seguridad del país anfitrión.
Lo que en principio pudo parecer para los autores de estos hechos un acto risible, se convirtió en el tema del día y genero cientos de miles de reacciones, el repudio era pues el común denominador de los sentimientos que embargaban a millones de colombianos ante el hecho de la patanería, y lo que mal denominó la mujer del último video como “ingenio paisa” fue leña seca en una hoguera ardiendo.